Sensaciones Tigra
No queda más remedio que rendirse ante los encantos del Opel Tigra. Su línea esculpe una silueta original y con gran poder de atracción, cautivando los sentidos con sus formas de coupé compacto. De revolucionario conecpto, este pequeño automóvil es único en su género, y está dotado de las cualidades necesarias para llegar a ser un envidiado Best-Seller.
Opel ha encontrado en el diseño la piedra angular con la que destacar a sus modelos del resto de rivales. Los últimos productos se han convertido en ejemplos de estilo y buen gusto, gracias a líneas siempre sugerentes y originales. Con el Tigra, este planteamiento ha llegado a su máxima expresión, combinando un diseño de lo más vanguardista con un destacable respeto a los patrones prácticos. Aunque en un principio este vehículo nació como un concept car sin ningún tipo de compromisos, la realidad nos ha soprendido con un coupé compacto perfectamente aprovechable por el gran público y, sobre todo, económico.
El punto de partida sobre el que han trabajado el equipo de diseñadores del Centro de Rüsselsheim, capitaneados por Hideo Kodama, ha sido el Corsa. Sobre esta plataforma se ha dado origen a un coupé de menos de cuatro metros, lo que convierte al tigra en una propuesta inédita en el panorama europeo del automovil. Por ello, sus reducidas dimensiones junto a unas soluciones de diseño tan atrevidas como modernas se complementa para llamar la atención aún más. Bajo un aerodinámico perfil en cuña destacan recursos tan innovadores como la ausencia de ventanillas traseras, cuya función la suple una sobredimensionada luneta posterior y un grueso montante central curvado que envuelve y da forma a las puertas. Tan abombada luneta trasera, que caracteriza en buena medida la imagen del coche, está fabricada con cristal Suydym. Este material presenta la particularidad de contar con un índice de transmisión de la luz de tan sólo el 35 %, lo que se traduce en una disminución de hasta 4 o 5 ºC la temperatura en el interior del coche.
Otra agradable sorpresa se obtiene al estudiar el espacio interior del Tigra.Todo coupé ofrece en la gran mayoría de casos un habitáculo muy crítico, ya que el tendido diseño de la zaga suele interferir en las posibilidades de las plazas traseras. En el caso de la última creación de Opel, además, se presenta el inconveniente de un tamaño total del coche muy contenido. Sin embargo, los 3.9 metros de longitud del Tigra han sido perfectamente aprovechados por los técnicos de Opel, consiguiendo un 2+2 plazas, donde los asientos traseros son perfectamente adaptables a personas de hasta 1.60 m de talla. Por el contrario, en los asientos delanteros, específicos de este modelo, llama la atención el hecho de que incluso personas de altura elevada puedan acomodarse sin que la cabeza toque el techo, un mal muy común entre los coupés. Ello se debe a que la banqueta del conductor ofrece una extensa regulación en altura, lo que permite encontrar la postura idónea a todo tipo de usuarios. Curiosamente, en el asiento del acompañante la regulación de la banqueta en altura se incorpora opcionalmente cuando se instala el techo solar eléctrico, que siempre roba bastante espacio en la parte alta del habitáculo. Por otro lado, si se observa el maletero se aprecia el buen trabajo de aprovechamiento del espacio llevado a cabo. El gran portón posterior, que articula en la parte superior de la luneta trasera da acceso a un hueco estrecho pero profundo, con algo más de 200 litros de capacidad según cifras oficiales. Además, el respaldo trasero es abatible para poder ganar espacio.
El salpicadero es lo que más recuerda la procedencia del Tigra, ya que es prácticamente similar al que utiliza el corsa. Unicamente la parte superior derecha, donde se aloja el airbag para el acompañante presenta un diseño diferente, más redondeado. El resto es igual, excepto detalles puntuales como la instrumentación, en la que para esta sugerente versión coupé se ha decidido adoptar unas llamativas agujas de color naranja.
La variante del Tigra que protagoniza este test es la más ambiciosa de la gama. Por eso está dotada con el motor 1.6i de 106 cv, el más potente que monta el Tigra. Esta mecánica es la empleada en el Corsa GSi y pertenecienta a la moderna generación de propulsores ECO-TEC, dotados de cuatro válvulas por cilindro de la más avanzada tecnología en lo que a consumo de combustible y emisión de gases contaminantes respecta. Este multiválvulas incorpora la moderna inyección electrónica multipunto Multec S, con inyectores de doble chorro y encendido estático conuna bobina para cada dos cilindros. Además dispone del sistema EGR de recirculación de gases de escape, que logra una menor formación de óxidos nitrosos, así como de una inyección de aire secundario durante los primeros segundos de arranque del motor, destinada a calentar el catalizador para reducir la emisión de CO y HC.
Como suele ocurrir en casi todos los motores de Opel, éste, de 1598 cc, es en la actualidad uno de los propulsores más equilibrados y de rendimiento más satisfactorio de su categoría. Una potencia máxima muy considerable se combina con una destacadísima elasticidad para tratarse de una cilindrada bastante contenida. Por rendimiento casi se pueda comparar con muchas mecánicas 1.8 o incluso 2.0 litros de la competencia. No en vano, el banco de rodillos ha demostrado que es capaz de desarrollar 110 CV a 5500 rpm de potencia total, y un par máximo de casi 16 mkg a 4000 rpm.
Siempre ha dejado claro que supera, y por bastante margen, las cifras oficiales. No en vano, cuando pasó por las páginas de AUTOMOVIL (nº 191) con el corsa GSi, ya demostró sus cualidades sobradamente. Por ello, las prestaciones del Opel Tigra resultan muy similares a las del coqueto deportivo de la gama Corsa, excepto en un apartado: el de la velocidad máxima. La excelente aerodinámica del Tigra, con un coeficiente Cx de 0.31, permite obtener una cifra magnífica, rozando los 200 km/h frente a los escasos 195 km/h conseguidos con el Opel Corsa GSi, cuyo motor bridó nada menos que 115 CV en el banco. También hay que tener en cuenta que si bien los desarrollos del cambio son prácticamente iguales, en el Tigra resultan un poco más largos debido a que lleva otra medida de neumático.
De todas formas, con la llegada del Tigra la aportación más destacable ha sido la notable mejoría que ha experimentado el bastidor procedente del Corsa GSi. Como ya se comentó en su día en el test de este último, el dicho apartado era lo único criticable y la razón que le impedía convertirse en el deportivo más equilibrado de la categoría. Para la ocasión se han cambiado el tarado de los amortiguadores de gas, que ahora son más blandos, mientras los muelles pasan a ser más cortos. Estas modificaciones, junto a una carrocería más rígida y con el centro de gravedad más bajo, han resultado ser el antídoto perfecto para sanear el comportamiento de este bastidor, haciéndole ganar mucho en equilibrio global. Al Tigra se le nota más asentado en todo tipo de terrenos. En curvas rápidas sorprende su aplomo, y sobre todo se agradece que hayan desaparecido los rebotes del tren trasero que tiene el Corsa GSi cuando se atraviesa un bache o una simple junta de dilatación de una autovía. Además, el Tigra 1.6i incorpora un equipo de ruedas en llanta de 15 pulgadas de diámetro, que están más en la línea de lo que ofrecen modelos de estas características que las de 14 pulgadas del Corsa. Con todo ello se ha conseguido un coche noble y progresivo, básicamente subvirador, pero más ágil en carreteras viradas e incluso más cómodo. Los frenos también se muestran más eficaces y, sobre todo, gozan de un tacto mucho más agradable. Permiten así dosificar correctamente, desapareciendo la sensación esponjosa característica de otros modelos de la marca. La verdad es que, aún a pesar de emplear tambores en el tren trasero, el Tigra consigue unas distancias de frenado bastante buenas, ayudado por un ABS de cuatro canales de correcto funcionamiento.
Como suele ocurrir en casi todos los motores de Opel, éste, de 1598 cc, es en la actualidad uno de los propulsores más equilibrados y de rendimiento más satisfactorio de su categoría. Una potencia máxima muy considerable se combina con una destacadísima elasticidad para tratarse de una cilindrada bastante contenida. Por rendimiento casi se pueda comparar con muchas mecánicas 1.8 o incluso 2.0 litros de la competencia. No en vano, el banco de rodillos ha demostrado que es capaz de desarrollar 110 CV a 5500 rpm de potencia total, y un par máximo de casi 16 mkg a 4000 rpm.
Siempre ha dejado claro que supera, y por bastante margen, las cifras oficiales. No en vano, cuando pasó por las páginas de AUTOMOVIL (nº 191) con el corsa GSi, ya demostró sus cualidades sobradamente. Por ello, las prestaciones del Opel Tigra resultan muy similares a las del coqueto deportivo de la gama Corsa, excepto en un apartado: el de la velocidad máxima. La excelente aerodinámica del Tigra, con un coeficiente Cx de 0.31, permite obtener una cifra magnífica, rozando los 200 km/h frente a los escasos 195 km/h conseguidos con el Opel Corsa GSi, cuyo motor bridó nada menos que 115 CV en el banco. También hay que tener en cuenta que si bien los desarrollos del cambio son prácticamente iguales, en el Tigra resultan un poco más largos debido a que lleva otra medida de neumático.
De todas formas, con la llegada del Tigra la aportación más destacable ha sido la notable mejoría que ha experimentado el bastidor procedente del Corsa GSi. Como ya se comentó en su día en el test de este último, el dicho apartado era lo único criticable y la razón que le impedía convertirse en el deportivo más equilibrado de la categoría. Para la ocasión se han cambiado el tarado de los amortiguadores de gas, que ahora son más blandos, mientras los muelles pasan a ser más cortos. Estas modificaciones, junto a una carrocería más rígida y con el centro de gravedad más bajo, han resultado ser el antídoto perfecto para sanear el comportamiento de este bastidor, haciéndole ganar mucho en equilibrio global. Al Tigra se le nota más asentado en todo tipo de terrenos. En curvas rápidas sorprende su aplomo, y sobre todo se agradece que hayan desaparecido los rebotes del tren trasero que tiene el Corsa GSi cuando se atraviesa un bache o una simple junta de dilatación de una autovía. Además, el Tigra 1.6i incorpora un equipo de ruedas en llanta de 15 pulgadas de diámetro, que están más en la línea de lo que ofrecen modelos de estas características que las de 14 pulgadas del Corsa. Con todo ello se ha conseguido un coche noble y progresivo, básicamente subvirador, pero más ágil en carreteras viradas e incluso más cómodo. Los frenos también se muestran más eficaces y, sobre todo, gozan de un tacto mucho más agradable. Permiten así dosificar correctamente, desapareciendo la sensación esponjosa característica de otros modelos de la marca. La verdad es que, aún a pesar de emplear tambores en el tren trasero, el Tigra consigue unas distancias de frenado bastante buenas, ayudado por un ABS de cuatro canales de correcto funcionamiento.
En cuanto al equipamiento, el Tigra 1.6i trae de serie casi todo. Las únicas opciones posibles son el aire acondicionado, la pintura metalizada y el techo prácticable eléctrico, que va acompañado de la regulación en altura del asiento del pasajero. Pero, sin duda, lo más atractivo es el precio, ya que por poco más de dos millones de pesetas se puede acceder a un llamativo coupé, muy equilibrado en su conjunto, con prestaciones de altura y ambiciones de convertirse en todo un best-seller. Porque toda la experiencia que Opel posee en el terreno de los coupé, acumulada desde que en el año 1961 lanzara el primero basado en el Rekord, ha dado como resultado uno de los modelos más seductores del mercado de los pequeños deportivos.
Texto escrito por Juan Ignacio Eguiara para Automóvil Fórmula NUM. 204. Enero 1995.
No hay comentarios:
Publicar un comentario